Las calles de Bogotá están llenas de historias, de secretos enterrados en el tiempo que aún resuenan entre los adoquines y las casonas de siglos pasados. En el corazón de la ciudad, en la emblemática Candelaria, se cuenta una de las leyendas más intrigantes y aterradoras de la capital. Es la historia de José Raimundo Russi, el abogado que, tras ser ejecutado injustamente, sigue reclamando justicia entre las sombras de su antigua residencia.
A mediados del siglo XIX, en los años de 1850 y 1851, Bogotá vivía un clima de incertidumbre y miedo. La ciudad, mucho más pequeña que la Bogotá que conocemos hoy, estaba constantemente asediada por una banda de criminales conocida como la Banda del Molino del Cubo, responsables de algunos de los robos más audaces y violentos de la época. El nombre de José Raimundo Russi, un abogado reconocido por su capacidad para defender a los inocentes, se vio inesperadamente vinculado a estos criminales, un giro que lo llevaría a la muerte.
Russi fue el defensor de Ignacio Rodríguez, el líder de la banda, y este hecho levantó sospechas entre la población. Muchos no podían creer que un abogado de tan buena reputación decidiera defender a un hombre con un pasado tan oscuro. Pero las cosas tomaron un giro aún más sombrío cuando Manuel Ferro, uno de los miembros de la banda que buscaba venganza, fue asesinado justo frente a la casa de Russi.
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Las pruebas incriminaban a Russi, quien fue acusado injustamente de colaborar con los criminales. Defendió su inocencia hasta el último momento, fue condenado a muerte y fusilado en la Plaza de Bolívar. Justo antes de su ejecución, pronunció unas palabras que aún resuenan en los rincones de La Candelaria:
“Pueblo, delante de Dios y de los hombres muero inocente, contra mis jueces no llevo remordimiento a la tumba, pero los esperaré en el santo tribunal de Dios.”
Desde entonces, quienes han caminado por las calles de La Candelaria han sentido la presencia de Russi, aún buscando justicia por una muerte que muchos creen fue un error. Algunos aseguran que, en las madrugadas, se pueden escuchar susurros en la oscuridad, repitiendo las palabras “soy inocente” mientras recorre las calles y su antigua casa.
Para los más valientes, caminar por las calles de La Candelaria es como viajar en el tiempo. Las leyendas como la de José Raimundo Russi nos recuerdan que la historia está viva en cada rincón de esta ciudad. Mientras cae la noche, el misterio se apodera de los callejones como si los fantasmas de aquellos que fueron maltratados aún buscaran cerrar sus historias.
En octubre, mientras Bogotá se prepara para las festividades de Halloween, lo invitamos a descubrir esta y otras leyendas en un recorrido especial por los mitos y fantasmas de La Candelaria. Es una experiencia única para aquellos que desean conocer el lado más misterioso y aterrador de Bogotá, una ciudad con más de 400 años de historias que desafían la realidad.
¿Se atreve a caminar entre las sombras y escuchar los susurros de aquellos que no han encontrado paz?
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