Colombia, con su rica y a veces trágica historia, es hogar de varios pueblos que quedaron abandonados por diversas razones: desastres naturales, conflictos armados o el agotamiento de los recursos. Algunos de estos lugares han sido devorados por la naturaleza, mientras que otros conservan sus ruinas, envueltos en un aire sombrío y lleno de leyendas. Aquí le presentamos los 5 pueblos fantasma que hay que debería visitar en Colombia si se atreve a descubrir lo que esconden.
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1. Armero (Tolima)
Armero es, sin lugar a dudas, el pueblo fantasma más famoso y trágico de Colombia. En 1985, la erupción del volcán Nevado del Ruiz desencadenó una avalancha de lodo y escombros que arrasó con la ciudad, sepultando a más de 25,000 personas. El lugar, que alguna vez fue una de las ciudades más prósperas del departamento del Tolima, quedó completamente destruido y deshabitado. Hoy en día, es un lugar de peregrinación y memoria, donde los visitantes pueden recorrer las ruinas, ver monumentos dedicados a las víctimas y conocer más sobre la tragedia.
Armero no solo es un lugar lleno de historia, sino también un sitio donde se siente una atmósfera solemne y melancólica. A lo largo de los años, algunos visitantes han afirmado haber presenciado fenómenos paranormales, como sonidos inexplicables o sombras que parecen moverse entre las ruinas.
2. Pueblo Viejo (Cundinamarca)
Pueblo Viejo, ubicado cerca de Guatavita en Cundinamarca, es otro lugar que ha quedado como un pueblo fantasma, en este caso debido a la construcción del embalse de Tominé. En los años 60, el gobierno decidió inundar el pueblo para crear el embalse y abastecer de agua a Bogotá. Aunque la nueva Guatavita fue reconstruida en un lugar cercano, el antiguo pueblo permanece sumergido bajo las aguas del embalse, y en temporadas de sequía, partes de sus ruinas emergen, creando una vista surrealista y casi fantasmagórica.
¿Por qué visitarlo?
Si le gustan las leyendas, Guatavita Vieja es el lugar perfecto. Muchos creen que bajo las aguas del embalse aún se encuentran tesoros ocultos y que el espíritu del antiguo pueblo fantasma sigue presente, esperando a que las aguas retrocedan para revelar sus secretos.
3. El Medio (Chocó)
Este pueblo, ubicado en las profundidades del Chocó, fue abandonado debido a las constantes inundaciones y deslizamientos provocados por el río Atrato. La combinación de desastres naturales y la falta de infraestructura obligó a los habitantes a dejar El Medio, que alguna vez fue una próspera comunidad minera. Hoy en día, solo quedan ruinas corroídas por el clima tropical, y el lugar está rodeado de selva espesa, lo que le da una atmósfera de misterio.
El Medio es conocido por las historias de los antiguos mineros que trabajaban bajo duras condiciones, y algunos relatos aseguran que se pueden escuchar sus voces o ver sombras. Los turistas aventureros que han llegado hasta aquí describen una sensación de estar vigilados mientras recorren el lugar.
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4. San Cayetano (Cundinamarca)
Este pueblo fue abandonado en los años 90 debido a fallas geológicas que comenzaron a hundir las casas y edificios. Los temblores y grietas que aparecían cada día obligaron a los habitantes a evacuar por miedo a una tragedia mayor. Hoy, San Cayetano permanece en ruinas, con su iglesia y casas mostrando las cicatrices de la naturaleza, un lugar perfecto para los amantes de lo paranormal
Imágen Cortesía: Viajeros del Sur
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El Carmen (Norte de Santander)
El Carmen fue un floreciente pueblo carbonero hasta que un terrible accidente minero en la década de los 80 lo convirtió en un pueblo fantasma. Un derrumbe en una de las minas más importantes del lugar cobró la vida de decenas de mineros, lo que dejó a las familias locales destrozadas y provocó el cierre de las actividades económicas en la región. El miedo a nuevos accidentes y el dolor por las pérdidas llevó al abandono del pueblo en pocos años. Hoy,
Imágen Cortesía: laopinion.co
El Carmen es un sitio solitario donde aún se pueden ver las ruinas de las antiguas instalaciones mineras y escuchar las trágicas historias de los habitantes que alguna vez lucharon por sobrevivir en la dura industria del carbón.
Por: Maria Camila Zabaleta
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