En lo más alto de las montañas del Sumapaz, a unas tres horas de Bogotá, se esconde un pequeño pueblo que parece haber sido arrancado de un relato de terror gótico. San Bernardo, Cundinamarca, es conocido por un fenómeno que ha desconcertado a lugareños, turistas y científicos por igual: los muertos no se descomponen, se momifican. Aquí, en lo profundo de la geografía andina, el misterio de los cuerpos conservados al natural se ha convertido en una extraña atracción para los viajeros más curiosos. Asi son las Momias de San Bernardo Cundinamarca que con el paso del tiempo siguen intactas.
Un cementerio lleno de misterios
El cementerio de San Bernardo no es un lugar cualquiera. Desde que fue construido en 1956, en lo alto de los cerros que rodean el pueblo, ha sido testigo de algo inexplicable: los cuerpos que deberían descomponerse con el tiempo, se mantienen intactos, con su piel, cabello y ropa perfectamente conservados. A lo largo de los años, docenas de cuerpos momificados han sido desenterrados, y muchos de ellos reposan hoy en urnas de cristal, para que los visitantes puedan observarlos con asombro.
Pero lo más extraño es que este fenómeno no es intencionado. No hay técnicas elaboradas ni rituales ancestrales para la conservación de los cuerpos. Todo ocurre de manera natural. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que provoca este fenómeno: algunos atribuyen el misterio al clima templado de la región, mientras otros aseguran que se debe a algo en la tierra o en la alimentación local.
La tierra que preserva la vida… y la muerte
En San Bernardo, el balú y la guatila, dos productos agrícolas propios de la región, han sido señalados como posibles causas del fenómeno. Los habitantes del pueblo consumen estas frutas y legumbres desde hace generaciones, y muchos creen que su alto valor nutricional no solo les permite vivir una vida más saludable y longeva, sino que también podría influir en la forma en que sus cuerpos se conservan después de la muerte.
Carmen Viljalba, quien falleció hace más de una década, es solo uno de los muchos ejemplos. Su nieta, Marina Rojas, relata con una mezcla de orgullo y misterio cómo la familia ha intentado exhumar su cuerpo para llevarlo a otro lugar, pero siempre lo encuentran en perfecto estado. «Es como si siguiera viva», dice Marina. «Es algo en la tierra, es lo que comemos, lo que nos da la fuerza hasta después de la muerte.»
Las Momias de San Bernardo, Cundinamarca
Entrar al cementerio de San Bernardo es como cruzar una frontera entre lo natural y lo sobrenatural. A cada paso, los visitantes se enfrentan al silencio de los muertos, mientras sus ojos recorren los cuerpos momificados, que parecen mirarlos de vuelta desde las urnas de cristal. Las momias conservan un aspecto sorprendentemente familiar: los cuerpos no solo mantienen su forma, sino también su esencia. Los cabellos, las vestimentas, incluso el color de la piel, se han mantenido casi intactos con el paso del tiempo.
Los locales, sin embargo, no parecen perturbados por la presencia de sus muertos. Para ellos, el fenómeno ya es parte de la vida cotidiana. El sepulturero Juan Carlos Velandia cuenta con tranquilidad que cómo cada año exhuma más de 30 cuerpos, de los cuales al menos 10 están en un estado perfecto de conservación. «Tienen sangre, tienen carne, tienen todo», relata con la calma de quien ha dejado el miedo atrás hace mucho tiempo.
¿Un misterio sin resolver?
Aunque el misterio de las momias de San Bernardo ha captado la atención de los turistas, pocos son los que intentan buscar una explicación definitiva. Para muchos, no es tanto la ciencia lo que importa, sino el simbolismo detrás de estos cuerpos conservados. El párroco Juan Carlos Clavijo explica que este fenómeno es un recordatorio de que el cuerpo es efímero y que lo que verdaderamente importa es lo que permanece: los recuerdos, las historias, la vida que se vivió.
Mientras las sombras del Halloween se ciernen sobre Bogotá y sus alrededores, San Bernardo ofrece una experiencia única para aquellos que buscan explorar el lado más misterioso de la vida y la muerte. No se trata de un espectáculo de terror fabricado, sino de un enigma real que sigue desafiando la lógica.
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Si es usted un aventurero en busca de lo desconocido, Las Momias de San Berbardo Cundinamarca lo esperan para ofrecerle una historia que lo dejará pensando mucho después de haber regresado a casa. ¿Qué misterio esconde este pequeño pueblo entre las montañas? Quizás nunca lo sepamos, pero lo que sí es seguro es que esta será una experiencia que nunca olvidará.
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